domingo, 11 de diciembre de 2016

Por el dolor creyente que brota del pecado


Por el dolor creyente que brota del pecado,
por no haberte querido de todo corazón, 
por haberte, Dios mío, tantas veces negado,
con súplicas te pido, de rodillas, perdón.

Por haberte perdido, por no haberte encontrado,
porque es como un desierto nevado mi oración;
porque es como una hiedra sobre el árbol cortado,
el recuerdo que brota cargado de ilusión.

Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero amargamente, lleno de flor después,
y que a ti, viejo tronco, poco a poco me enlace,
y que mi vieja sombra se derrame a tus pies.

      (Liturgia de las Horas de los Fieles, Oración de Laudes
Viernes IV Semana - Tiempo ordinario)




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